Los vicios y malas costumbres a la hora de conducir, que pueden acabar en una avería

A parte del precio que se paga por la adquisición de un vehículo, hay otras inversiones que hay que realizar como son los mantenimientos y las averías, hay mantenimientos estipulados por la marca que es obligatorio realizar y avería que son inevitables las cuales hay que arreglar para seguir con el funcionamiento del vehículo, pero sin embargo, hay otras que se pueden evitar, ya que estas forman parte de malas costumbres o vicios que tienen los conductores a la hora de utilizar un vehículo. 

Hay muchas manías, vicios y malas costumbres que no son nada beneficiosas para la mecánica del vehículo, ya que a la larga pueden terminar en una avería, que a veces suele ser mucho más cara y aparatosa de lo que se podría pensar en  un principio. Estas son algunas de esas malas costumbres que pueden llevar a un coche al taller:

  • Calentar demasiado el motor cuando no es necesario
  • Conducir con el motor demasiado bajo de revoluciones
  • Mantener la mano en el cambio de marchas y el pie en el embrague
  • Dejar el embrague pisado en los semáforos
  • Circular en una bajada en punto muerto
  • Pasar los resaltos o badenes como si no existieran
  • Forzar hasta el máximo la dirección
  • Apurar demasiado la reserva

Calentar demasiado el motor cuando no es necesario

El calentamiento del motor a la hora de arrancar un coche, es recomendable siempre y cuando se haga bien pero no es algo fundamental,  no es necesario arrancar el coche y dejarlo al ralentí hasta que coja la temperatura para su funcionamiento, es más, no es recomendable esta acción ya que se estaría generando una cantidad de gases contaminantes y partículas nocivas insalubres de una manera innecesaria y por supuesto mucho peor aún si lo hacemos dentro de un garaje.

La mejor manera de calentar un coche es realizar una conducción progresiva, ya que así se irían calentando otros componentes de la cadena mecánica, dejando el motor del coche al ralentí lo único que se consigue es, eso, calentar el motor de una manera bastante poco eficiente.

Por lo tanto si se cambia de marcha pronto, si se utilizan los mandos con mucha delicadeza y se van aumentando las revoluciones de manera escalonada, de esta manera se conseguirá que toda la mecánica entre en calor, también se consigue que los gases de escape alcancen su temperatura óptima y hagan funcionar como deben a los filtros de partículas y las válvulas EGR.

Se podría evitar una avería innecesaria si se hace la fase de calentamiento de forma razonable y progresiva ya que hacer funcionar a la caja de cambios con el aceite frío, saturar el embrague o forzar los amortiguadores con el aceite a muy baja temperatura pueden derivar en una visita al taller la cual no entra en las averías más comunes por desgaste del vehículo.

Conducir el motor demasiado bajo de revoluciones

Algunos conductores están obsesionados con el ahorro de combustible, para ello hay conductores que para intentar conseguir bajar las medias de consumo lo que hacen es aprovechar al máximo las marchas por su uso extremo inferior, pero esta práctica puede salir un poco cara y tener grandes consecuencias.

Según la teoría, cuanto más bajo de vueltas funciona un motor, menos consume, pero esto conlleva a que el propulsor trabaje siempre a regímenes bajos, es decir que en ocasiones esté realizando un esfuerzo fuera de su zona óptima de funcionamiento y, por lo tanto, se le está haciendo que trabaje de una manera poco eficiente.

Por lo que circular de esta manera, con el coche a ralentí,  además de generar un consumo más elevado en según qué circunstancias, también puede suceder en el peor de los casos, que se puede llegar a provocar averías en la transmisión si se producen traqueteos o vibraciones en el motor.

Mantener la mano en el cambio de marchas y el pie del embrague

Este tipo de costumbre, manía o vicio es muy común en bastantes conductores,  cuando se conduce un coche manual no es necesario cambiar constantemente de marcha, esta acción sólo llevará al conductor actuar un par de segundos sobre los mandos y el resto del tiempo se debería de tener las manos y los pies en su sitio. Esto es, si no se está cambiando de marcha en ese momento, la mano derecha se colocaría en el volante, al igual que la izquierda, y el pie izquierdo se debería de dejar en el reposapiés que tienen todos los coches.

En el caso de dejar la mano apoyada en la palanca de cambios, supone transmitir cierta fuerza a los reenvíos que forman el cambio de marchas, y como consecuencia de ello llevará a forzar,  por poco que sea,  los sincronizados y acortará su vida útil. En el caso de hasta aquí hemos llegado, la reparación de estos elementos es bastante cara, ya que hay que sacar toda la caja de cambios.

Algo parecido ocurre sino se está usando el embrague, se debería de dejar el pie izquierdo apoyado y no cerca del pedal o encima de él, ya que por mínimo que sea el apoyo que se haga sobre el pedal, sí que se estaría produciendo un desgaste. Esta mala costumbre puede derivar en una reparación de embrague, imprevista y algo costosa, aparte de la sobrecarga que se genera en la pierna izquierda por ir en esa posición antinatural.

Dejar el embrague pisado en los semáforos

Muchísimo peor es aún para los embragues, es llegar a un semáforo y detener el vehículo con el motor en marcha y el embrague pisado, sin quitar la primera, hasta reemprender la marcha. Algunos conductores, tienen la malísima costumbre de detener el coche haciendo uso del embrague en lugar del freno.

Es evidente que con esta costumbre, produce un desgaste mayor e innecesario en las piezas del embrague y se aumenta de manera notoria el momento de pasar por el taller para cambiarlo, siendo este un elemento que puede durar hasta 100.000 kilómetros.

Circular en una bajada en punto muerto

Otras de las leyendas urbanas que se oyen por ahí, la cual es  poco acertada, es la de creer que es mejor dejar el coche en punto muerto en las bajadas para ahorrar combustible. 

En los coches más actuales se ha introducido el funcionamiento ‘a vela’ desconectando la transmisión en fases de descenso, pero esto es una práctica que sólo funciona en cajas de cambio automáticas y con transmisiones efectivas.

En los coches con cajas de cambio manuales también se puede hacer, aunque no es recomendable, ya que es una maniobra irresponsable porque se pierde parte del control del motor y si se necesitara empuje se tardaría, quizá, más de la cuenta, y se estaría metiendo  de lleno en una situación de riesgo a los pasajeros del vehículo, incluyendo al propio conductor y  al resto de usuario de la vía, además de perder el freno motor. 

El acoplamiento de la caja de cambios en los coches con ‘modo vela’ se realiza de manera automática, aunque hay conductores que buscan este funcionamiento también en los coches automáticos sin esta opción, esto conlleva a que se expongan a la destrucción de su caja de cambios. No hay problema mecánico en circular en la posición N de la caja de cambios, el problema real está cuando se vuelve a engranar la D.

Meter la directa con un vehículo rodando a, por ejemplo, 100 km/h implica obligar al coche a una operación para la que no está diseñado, la caja de cambios sí que puede pasar de N a D sin ningún esfuerzo en parado, pero cuando el coche está en marcha estos esfuerzos se multiplican ya que no hay sincronización, provocando un acoplamiento súbito de la transmisión, que viene a ser lo mismo que soltar el embrague de golpe en un manual, vamos nada recomendable.

Pasar los resaltos o badenes como si no existieran

Los resaltos o badenes son cada vez más normales de encontrar cuando se circula con un vehículo, los también conocidos como guardias tumbados ya forman parte de la vida cotidiana y de las carreteras de muchos países. Los conductores asimilan que están ahí,  pero puede que no tanto la manera correcta de convivir con ellos.

Los resaltos, badenes o guardias tumbados,  se utilizan para obligar a reducir la velocidad del tráfico en sitios donde sea necesario o pueda suponer un peligro,  los hay de muchos tipos pero no todos cumplen la normativa que regula cómo deben construirse, pero esto no es excusa,  ya que en cualquier caso pasarlos a más velocidad de la debida puede suponer una visita fortuita al taller.

Ya no por una de las típica rascada de bajos sino que si se pasan a más velocidad de la recomendada o directamente sin reducir la misma, la suspensión y la amortiguación, entre otros elementos del coche como pueden ser los silentblocks, los tirantes, las rótulas e incluso la dirección pueden ver reducida su vida útil considerablemente.

Los conductores no deben confiarse de los resaltos más inofensivos, esos que están realizados en plástico de color amarillo y negro en su mayoría que se quedan atornillados a la calzada, ya que son los que más daño pueden provocar, es por ello que en estos badenes los conductores más se confían y  por lo tanto reducen menos la velocidad, pasando sobre ellos de tal manera que la integridad del coche se enfrenta a poco menos que un escalón.

Para poder evitar los grandes potenciales daños relacionados con los resaltos o badenes, la mejor opción es sobrepasarlos a la velocidad permitida de la vía o inferior incluso, no empezar a pasarlos con el freno pisados, ya que así se evita excesos de carga y prevenir las transferencias de pesos en los resaltos que son más grandes para huir de los topes de suspensión.

Forzar hasta el máximo la dirección

Siempre para aparcar y para salir del aparcamiento tenemos que hacer una maniobra por pequeña o sencilla que sea, algo que todos los conductores realizan cada vez que se ponen al volante, se llama maniobrar,  y es ahí cuando aparece uno de los vicios, manías o malas costumbres más comunes, se trata de los topes de dirección. 

Es decir, cuando se gira al máximo la dirección ya que hay algunos conductores que mientras realizan la maniobra se quedan como colgados del volante, apretando el mismo hasta su máximo recorrido, es un grandísimo error.

Cuando se gira al máximo el volante no es necesario ni conveniente, mantener la presión contra el extremo del recorrido, cuando un conductor note el tope, es en ese momento cuando debe aliviar la fuerza para quitarse de encima una costumbre que puede derivar en averías muy tontas e incluso bastante costosas.

Cuando un conductor hace este gesto, le estaría generando una presión innecesaria al vehículo en el circuito hidráulico de la presión, lo cual puede estropear la bomba de la dirección o reventar algún manguito. Hay que decir también que es recomendable girar la dirección al menos sin tener el freno apretado para reducir el esfuerzo del sistema y, mejor aún, hacerlo con las ruedas girando a muy baja velocidad.

Apurar demasiado la reserva

En este mundo en el que se vive a contrarreloj y con un poco de estrés, hay conductores a los que les cuesta pasar por la gasolinera , siempre lo dejan para mañana y es por eso estiran tanto los depósitos tanto como se puede, incluso llegan a pasar la reserva y apurarla , cosa que es doblemente perjudicial para el motor.

Si a un conductor un día  le salta la reserva de gasolina y no encuentra una gasolinera cerca y por consecuencia de ello quede tirado, se le puede aplicar una multa por generar una situación de peligro ya que no  es una avería, es una negligencia por dejadez.

Por otra lado, hacer que el motor coja combustible de la reserva , esto conlleva imponer  al motor a ciertos riesgos innecesarios ya que ni el depósito del coche, ni el tanque de la gasolinera ni el camión cisterna que transporta el combustible están totalmente limpios,  hay impurezas, y para evitar que estas lleguen al motor están los filtros de combustible.

Así que, circular más de la cuenta en reserva implica que vayan hacia el motor todas las impurezas que quedan cerca del fondo del depósito, estas partículas pueden acarrear una serie de problemas como inutilizar las sondas lambda, poner el motor en modo ‘a prueba de fallos’, colapsar el filtro de combustible y hacer que el coche no arranque. Y en el peor de los casos estas impurezas pueden llegar al motor o al sistema de admisión y generar una avería importante.

Estos son algunos de los vicios, manías o malas costumbres que tienen algunos conductores que acaban en una avería inesperada en sus coches, como todo el la vida es cuestión de intentar corregirlos y si uno se lo propone se pueden superar,  y así poder evitar tener que hacer una reparación del vehículo,  la cual no estaba prevista, o incluso a veces no haya solución de reparación, teniendo que comprar un coche nuevo.

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