Conducir con el motor bajo de revoluciones: ¿qué consecuencias tiene?

Intentando disminuir el gasto de combustible y, de esta forma, lograr algo de ahorro, muchos conductores suelen conducir con marchas largas con tal que el coche se mantenga a revoluciones bajas.
Este hecho cuenta con sus ventajas, pero ¿tiene consecuencias para el motor del coche?

Conducción eficiente

Para que tu coche funcione de manera óptima y además no gaste mucha gasolina, se han de tener en cuenta los siguientes aspectos a la hora de conducir:

  • Poner en marcha el vehículo sin apretar el acelerador y comenzar la marcha de forma inmediata.
  • No realizar acelerones y frenazos.
  • Emplear el freno motor y frenar de forma delicada.
  • Apagar el motor si el estacionamiento dura más de un minuto.
  • Usar la primera mucho solo para arrancar el coche.

Conducir a bajas revoluciones

Es cierto que conducir a bajas revoluciones puede resultar, en ocasiones, beneficioso para el consumo, no obstante hay que tener en cuenta que, en la automoción, las verdades universales no existen.

De esta forma, abusar de la utilización de las marchas largas puede tener varios efectos negativos sobre tu coche. En primer lugar, aumentarán las vibraciones lo que puede hacer que ciertos elementos del motor, tales como el pistón, los inyectores o las válvulas, entre otros, vean alterado su funcionamiento. Asimismo, al motor le llevará más tiempo conseguir su temperatura ideal de rendimiento, atrasando las pertinentes recuperaciones, lo que incrementará el consumo de combustible y aumentará el tiempo de acelerado. Por último, el ralentí también se mostrará más inestable y se podrán producir atascos en los filtros de partículas, sondas, etc. como consecuencia a la carbonilla y otro tipo de sedimentos.

¿Cuándo conducir apurando las marchas?

Hay algunas situaciones de la conduccion en las que, por tu seguridad, has de apurar las marchas de tu vehículo.
Dichas situaciones son las siguientes:

  • Al realizar adelantamientos.
  • Al subir pendientes pronunciadas.
  • Al incorporarte a una vía.
  • Al llevar el aire acondicionado y notar que el coche está escaso de potencia.
  • Al circular por autovías y autopistas, con tal de quitar la suciedad y regenerar los filtros.